miércoles, 15 de septiembre de 2010

Declaración Episcopal Justicia y Paz con el Pueblo Mapuche


Santiago, 10 de septiembre de 2010 2010/119
A TODOS LOS PADRES SUPERIORES, VICESUPERIORES Y JESUITAS QUE RESIDEN FUERA DE LA PROVINCIA

Ref.: Huelga de hambre de comuneros mapuches

Queridos Compañeros,

Todos hemos seguido con preocupación la huelga de hambre que por más de 60 días realizan comuneros mapuches en las cárceles de Concepción, Lebu, Angol, Cholchol, Temuco y Valdivia. Varios de ellos están en prisión preventiva por más de un año.

Compañeros de Tirúa, Concepción y Santiago han estado escuchando y acompañando a los comuneros y sus familias. La huelga de hambre de los comuneros mapuches es un signo grave y extremo de la situación que enfrenta el Pueblo Mapuche que hace tiempo acompañamos como Provincia. Por eso, queremos aportar junto a otros para que haya un diálogo que encuentre una salida justa a la grave situación que enfrentan los comuneros. Sabiendo que los Obispos jugarían un rol importante en este impase del bicentenario, hemos buscado las formas de cooperar en todo lo posible con ellos para favorecer ese diálogo. Yo mismo tuve la oportunidad hace poco días de visitar a los comuneros presos en Concepción y me he mantenido en permanente comunicación con Monseñor Goic y Monseñor Ezzati.


Aunque el Gobierno ha planteado reformas parciales a las leyes que los afectan (justicia militar y anti terrorista), tratando de dar signos de su buena disposición, ellas no satisfacen las demandas de los huelguistas. Ellos sostienen con sus vidas que no se les debe aplicar la ley antiterrorista que es injusta y prejuiciada; que se les juzgue por la justicia ordinaria y no por la militar o ambas, como ocurre en algunos casos. Piden un juicio justo, presunción de inocencia, y un debido proceso en el cual tengan las garantías necesarias para una legítima defensa.

Su demanda ha logrado un consenso bastante transversal sobre lo impropio del tipo de justicia que se les aplica, lo que, sumado a los compromisos internacionales que el país ha contraído y el programa de gobierno del actual Presidente, ha provocado que se busque reformarlas. Si bien hay voluntad política de hacer algunas reformas, el proyecto que presenta el Gobierno y el proceso en el poder legislativo no garantizan una pronta salida que cumpla las expectativas de los comuneros en huelga. Por otra parte, la historia ha enseñado a los mapuches a no confiar en los compromisos que se toman con ellos. Por lo mismo, verían como un paso significativo una mesa de diálogo donde puedan exponer sus posturas y alternativas de salida de la huelga. Este dialogo sería un gesto que el pueblo mapuche se merece con toda justicia por su historia de marginación y podría sentar las bases de un trato de respeto que permita buscar una solución de fondo a la inclusión del Pueblo Mapuche en la sociedad chilena. Sin embargo el Gobierno se ha negado a dialogar con los presos o sus representantes a pesar de la petición por parte de ellos de conformar una mesa de diálogo.

La histórica marginación, discriminación y olvido del Pueblo Mapuche, sumado a la torpeza con que muchas veces ha sido tratado por los gobiernos de nuestro país, nos mueve a pedir que se genere un diálogo que permita abrir una salida a este conflicto. Recogemos lo que nuestros Obispos pidieron ayer "les pedimos apremiantemente que cedan en aquellas de sus posiciones que les han impedido avanzar y, en un gesto propio de seres humanos conscientes, establezcan mecanismos para iniciar cuanto antes esos diálogos".(1)

Ante esta grave situación que enfrentamos y la posibilidad de que alguno de los comuneros muera en esta huelga, he querido compartir con ustedes nuestra visión de esta grave situación y lo que hemos estado haciendo.

Les pido rezar por los comuneros en huelga de hambre y sus familias. También les pido colaborar en una sensibilización social y eclesial que ayude en la búsqueda de caminos que aseguren un mejor trato a los pueblos originarios y el resguardo urgente de la vida de los comuneros en huelga de hambre. Les pido que todos los que tengan medios para dar a conocer lo grave de la situación, lo hagan con la intención de promover que se abra el diálogo.

Los cristianos tenemos una palabra que decir y queremos decirla, el Gobierno ha de velar por el bien común y valorar la ley poniéndola al servicio de las personas y la paz social.

Que así como nos hemos querido plantear un bicentenario sin campamentos, también podamos celebrar el mismo bicentenario con paz y justicia para todos los hijos e hijas de esta tierra.

En el Señor,



Adj.: Declaración Episcopal Justicia y Paz con el Pueblo Mapuche

Nota:

(1) Declaración Episcopal Justicia y Paz con el Pueblo Mapuche, n. 6.

No hay comentarios: