martes, 19 de julio de 2011
IMPRESION DE LA ESTADIA DE LUIS GARCIA HUIDOBRO SJ. EN LA UNIVERSIDAD MAPUCHE EN TOMÁ EN LA CIUDAD DE TEMUCO .
Luis García-Huidobro SJ.
Estuve menos de 24 horas en la Universidad Mapuche y aprendí más del Pueblo Mapuche que todo lo que me enseñaron en mis 12 años de educación básica y media jesuita y los 10 años que llevo de educación superior en Chile.
¿Estuve en la Universidad Mapuche dije? Sí.
En realidad, el sueño de la Universidad Mapuche todavía no es una realidad. Pero fue un gusto pasar la noche con los jóvenes de la Federación Mapuche de Estudiantes (FEMAE, con voz y voto en Confech) en lo que podría serlo: las dependencias abandonadas del ex liceo Aníbal Pinto de Temuco. Es la segunda vez en una semana que entran a dar vida a lo que fue un espacio de educación y que hoy está deteriorándose.
Al correr del mate, los jóvenes me dieron la mejor clase de historia, cultura, religión y arte -todo junto- que he tenido en años, hablándome de lo que dicen (piam) en sus familias: cómo los pewenches escaparon de la guerra hacia la cordillera, y vivían en cuevas; cómo se baila el choike en territorio wenteche y el significado espiritual de las distintas partes del baile; qué significa respetar a las distintas autoridades tradicionales; cómo se enfrenta un mapuche bien educado al bulling del wingka en los liceos; por qué un mapuche se reconoce a sí mismo por los sueños que tiene; la importancia de los linajes y alianzas de familias; la destrucción por la migración forzada. Y el punto álgido de la conversación: ¿qué pasa si uno/a se enamora de un/a wingka? Muchas historias, aprendizajes, sueños, y el deber ser del joven mapuche, el orgullo de ser lo que se es. Llegamos a la lucha de las comunidades criminalizadas, la solidaridad, la cárcel, el sufrimiento de las familias, la persecución y la tortura, la muerte impune. A cualquiera le puede tocar. Buena conversación, con inteligencia y corazón.
Qué ingenuos los que creen que wingkas y mapuches somos iguales, qué falta de profundidad espiritual y capacidad de escucha.
El diputado Arenas se comprometió a conseguirles una reunión con el ministro de Educación. Pero el Intendente Andrés Molina considera que no tiene relevancia abrir la discusión por una Universidad Pública Intercultural en contexto mapuche, que en el diálogo con las comunidades ese tema no aparece. Los jóvenes responden que el gobierno y la clase política tienen una mirada asistencialista, que olvidan que los jóvenes conocen bien la realidad de sus familias. Tener necesidades económicas no significa no tener inquietudes culturales, políticas o históricas. Los políticos confían en que los ancianos mapuche siguen votando por el que tenga más capacidad de trabajar en terreno: canastas de alimentos, calendarios, plástico para el invierno, pasto para los animales, invernaderos. La que vota es una generación deprimida por la violencia. Pero los jóvenes tienen otra mentalidad, el padrón electoral mapuche está más envejecido que el wingka, y la interpretación de esa falta de legitimación al sistema político no es falta de compromiso sino todo lo contrario: los niños ya no se llaman Jocelyn, Maryelin ni Brian; sino Leftraru, Wangülen y Mankilef.
Se esperaría que el gobierno respondiera que se debe estudiar en conjunto el tema, mandando comisiones de dirigentes mapuche a conocer experiencias en el extranjero. Hay mucho que pensar y reconstruir en la IX región. Menos canastas familiares y más posibilidades para que los dirigentes jóvenes puedan viajar a Bolivia, México, País Vasco, Canadá, Nueva Zelanda.
El diálogo acaba en el desalojo. ¿Qué sentido tiene desalojar un espacio para que siga abandonado y deteriorándose? Cortar sueños, cerrar puertas, mostrar quién manda.
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